jueves, 28 de abril de 2011

TEXTO DE BODAS DE SANGRE

Vamos a comenzar a estudiar los textos teatrales y para ello os dejamos el primero de "Bodas de sangre".

TEXTO

Portada de la edición de la Editorial Losada
 (Aparece la novia. Viene sin azahar y con un manto negro.)
 

VECINA.– (Viendo a la NOVIA, con rabia.) ¿Dónde vas? 
NOVIA.– Aquí vengo.
MADRE.– (A la VECINA.) ¿Quién es?
VECINA.– ¿No la reconoces?
MADRE.– Por eso pregunto quién es. Porque tengo que reconocerla, para no clavarla mis dientes en el cuello. ¡Víbora! (Se dirige hacia la NOVIA con ademán fulminante; se detiene. A la VECINA.) ¿La ves? Está ahí, y está llorando, y yo quieta, sin arrancarle los ojos. No me entiendo. ¿Será que yo no quería a mi hijo? Pero, ¿y su honra? ¿Dónde está su honra? (Golpea a la NOVIA. Ésta cae al suelo.)
VECINA.– ¡Por Dios! (Trata de separarlas.)
NOVIA.– (A la VECINA.) Déjala; he venido para que me mate y que me lleven con ellos. (A la MADRE.) Pero no con las manos; con garfios de alambre, con una hoz, y con fuerza, hasta que se rompa en mis huesos. ¡Déjala! Que quiero que sepa que yo soy limpia, que estaré loca, pero que me puedan enterrar sin que ningún hombre se haya mirado en la blancura de mis pechos.
MADRE.– Calla, calla; ¿qué me importa eso a mí?
NOVIA.– ¡Porque yo me fui con el otro, me fui! (Con angustia.) Tú también te hubieras ido. Yo era una mujer quemada, llena de llagas por dentro y por fuera, y tu hijo era un poquito de agua de la que yo esperaba hijos, tierra, salud; pero el otro era un río oscuro, lleno de ramas, que acercaba a mí el rumor de sus juncos y su cantar entre dientes. Y yo corría con tu hijo que era como un niñito de agua, frío, y el otro me mandaba
cientos de pájaros que me impedían el andar y que dejaban escarcha sobre mis heridas de pobre mujer marchita, de muchacha acariciada por el fuego. Yo no quería, ¡óyelo bien!; yo no quería, ¡óyelo bien! Yo no quería. ¡Tu hijo era mi fin y yo no lo he engañado, pero el brazo del otro me arrastró como un golpe de mar, como la cabezada de un mulo, y me hubiera arrastrado siempre, siempre, siempre, siempre, aunque hubiera sido vieja y todos los hijos de tu hijo me hubiesen agarrado de los cabellos! (Entra una VECINA.)
MADRE.– Ella no tiene culpa, ¡ni yo! (Sarcástica.) ¿Quién la tiene, pues? ¡Floja, delicada, mujer de mal dormir es quien tira una corona de azahar para buscar un pedazo de cama calentado por otra mujer!

ACTO III. Cuadro último. 
Federico García Lorca: Bodas de sangre.

 CUESTIONES:

1. Señale la organización de las ideas del texto. (Puntuación máxima: 1,5 puntos)
 
2. Indique el tema y escriba un resumen del texto. (Puntuación máxima: 1,5 puntos)
 
3. Comentario crítico sobre el contenido del texto. (Puntuación máxima: 3 puntos)
 
4. Identifica las modalidades oracionales en relación con la intención comunicativa del
autor en el texto (objetividad / subjetividad).
(Puntuación máxima: 2 puntos)
 

 MATERIALES DE AYUDA:

martes, 26 de abril de 2011

ESTUDIO DE BODAS DE SANGRE

 Representación de Bodas de Sangre
Para el estudio de Bodas de sangre os dejamos este documento que debéis manejar para comprender mejor los elementos fundamentales de la obra. Tenéis que utilizarlo a la hora de realizar los comentarios críticos.

Estudio de Bodas de Sangre

lunes, 25 de abril de 2011

EL TEATRO SEGÚN GARCÍA LORCA

Federico García Lorca con la actriz Margarita Xirgu y
Cipriano Rivas en la presentación de Yerma (1934

“El teatro fue siempre mi vocación. He dado al teatro muchas horas de mi vida. Tengo un concepto del teatro en cierta forma personal y resistente. El teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana. Y al hacerse humana, habla y grita, llora y se desespera. El teatro necesita que los personajes que aparezcan en la escena lleven un traje de poesía y al mismo tiempo que se les vean los huesos, la sangre. Han de ser tan humanos, tan horrorosamente trágicos y ligados a la vida y al día con una fuerza tal, que muestren sus traiciones, que se aprecien sus olores y que salga a los labios toda la valentía de sus palabras llenas de amor o de ascos (…) Se escribe en el teatro para el piso principal y se quedan sin satisfacer la parte de butacas y los pisos del paraíso. Escribir para el piso principal es lo más triste del mundo. El público que va a ver cosas queda defraudado. Y el público virgen, el público ingenuo, que es el pueblo, no comprende cómo se le habla de problemas despreciados por él en los patios de vecindad”

La Voz de Madrid (7, abril, 1936 )

 “Aquí lo grave es que las gentes que van al teatro no quieren que se les haga pensar sobre ningún tema moral. Además, van al teatro como a disgusto. Llegan tarde, se van antes que termina la obra, entran y salen sin respeto alguno [...] Yo espero para el teatro la llegada de la luz de arriba siempre, del paraíso. En cuanto los de arriba bajen al patio de butacas, todo estará resuelto. Lo de la decadencia del teatro a mí me parece una estupidez. Los de arriba son los que no han visto Otelo ni Hamlet, ni nada, los pobres. Hay millones de hombres que no han visto teatro. ¡Ah! ¡Y cómo saben verlo cuando lo ven! Yo he presenciado en Alicante cómo todo un pueblo se ponía en vilo al presenciar una representación de la cumbre del teatro católico español: La vida es sueño. No se diga que no lo sentían. Para entenderlo, las luces todas de la teología son necesarias. Pero para sentirlo, el teatro es el mismo para la señora encopetada como para la criada. No se equivocaba Molière al leerle sus cosas a la cocinera.”

El Sol (15, diciembre, 1934)

Comenta en diez líneas las ideas de Federico García Lorca sobre el teatro, tanto propio como el de su época.

jueves, 14 de abril de 2011

PANTALLAS


 Pantallas

No recuerdo haber visto nunca en una película norteamericana el interior de una casa donde apareciera una biblioteca familiar. Tampoco a ningún héroe del cine clásico, Gary Cooper, John Wayne, Henry Fonda, leyendo un libro en la mecedora del porche después de realizar cualquier hazaña. Por los descampados del lejano oeste puede que a veces cruzara un tipo con un levitón polvoriento vendiendo biblias. Queda la estampa cinematográfica de algún reverendo abriendo el libro de los salmos al borde de una fosa descarnada en el momento de mandar a los verdes valles del Edén a cualquier fiambre, pero luego, nada. Los deudos devoraban la tarta de frambuesa que había preparado Maureen O'Hara para después del funeral. Nadie será capaz de imaginar una secuencia con Robert de Niro, Jack Nicholson o Brad Pitt enfrascados en la lectura de una novela. Ni siquiera Woody Allen se ha permitido el lujo de decorar el despacho de su psicoanalista con una estantería cargada de volúmenes manoseados. Los libros en el cine no existen. Esos best sellers con títulos dorados en relieve, que las amas de casa meten en la cesta de la compra junto a las zanahorias, nunca se quedan en casa después de ser leídos. Cuando las cámaras llegan, el trapero ya se los ha llevado. Se ha dicho hasta la saciedad que las pantallas han derrotado a los libros. Media humanidad se pasa el día sentada devorando imágenes. En el avión, en el tren, en el bar, en el hospital donde te acaban de rajar, en el sofá en el que caes rendido al final del día siempre hallarás enfrente una pantalla vertiendo en tu cerebro infinidad de monigotes. Las fotos de los periódicos cada día más grandes, los cuerpos gloriosos de belleza visual que pueblan las revistas satinadas, también se han puesto de parte de las pantallas en la guerra contra la letra impresa. Pero de los libros se salvan siempre las imágenes. Se trata de saber qué tiene más fuerza todavía, si la imagen literaria que conservamos en la memoria después de la lectura o la visión de toda esa fantasmagoría de luces y sombras. Qué deja un oro más profundo en el alma, la goleta Hispaniola navegando rumbo a la Isla del Tesoro a través de las páginas del libro o Gary Cooper soplando la boca del revólver en la pantalla.

MANUEL VICENT 13/04/200. EL PAÍS

 Comentario crítico de Jacinto Carrasco (2º bachillerato A)

El texto que nos ocupa es la columna titulada Pantallas, obra del escritor valenciano Manuel Vicent y publicada en el diario nacional El País el día 13 de abril de 2008. El tema de ésta es el avance de la imagen frente a la palabra escrita, expresada como una reflexión en voz alta que contiene la preocupación de un literato que echa en falta la imagen de libros en la gran pantalla.
El periodista evoca las imágenes que él mismo critica para señalar la ausencia de la literatura en las películas clásicas del cine estadounidense. Y para ello hace un alarde de conocimiento cinematográfico nombrando numerosas escenas y actores de Hollywood cuya única relación con un libro consiste en la aparición de la Biblia, objeto que no puede desaparecer por la importancia de la religión en el lejano Oeste, aunque cada héroe se tomara la religión a su estilo. Para aumentar esta impresión nombra a Woody Allen, director neoyorquino que gusta más a los intelectuales que el cine comercial de Los Ángeles por sus guiones elaborados, lo que nos lleva a pensar que ni siquiera los directores más alejados del circo en el que se ha convertido el cine de la costa oeste se acuerdan de la literatura. Más adelante Manuel Vicent expresa su queja sobre la nueva forma de llamar la atención que han adoptado los periódicos, grandes titulares con grandes letras impresas sobre una fotografía aún mayor, que hacen que las portadas no sean sino carteles propios de revistas corrientes y que obligan al lector a comprar el periódico si quiere conocer qué ha ocurrido realmente, aunque este hecho será nuevamente resumido a base de imágenes, que en el mejor de los casos, contengan un pie de foto que explique con palabras lo acontecido. El final de la columna plantea una pregunta retórica acerca de la huella que dejan tanto una escena de una película como las imágenes literarias transmitidas en una novela, obligando al lector a posicionarse  en uno u otro bando.
Considero que es innegable el avance de la imagen frente a la palabra escrita aunque quizá Manuel Vicent vaya demasiado lejos y cuestione únicamente la parte de culpa que corresponde a la industria cinematográfica, editorial y al consumidor, sin llegar a pensar en que también los escritores son responsables de ello. Por un lado nos encontramos en cada librería o Feria del Libro una cantidad cada vez mayor de libros de autoayuda, de cocina y de cómo hacer uno mismo una estantería, dejando a la palabra en una posición bastante mejorable. Tampoco creo que el cine se haya olvidado completamente de la literatura, y menos que lo haya hecho más que el público en general. Por ejemplo, es reciente la película El escritor, y su relación con la literatura no extraña al espectador. Sí es cierto que el psicoanalista de Woody Allen (o los psicoanalistas) no presentan una estantería con volúmenes desgastado, aunque el director y actor sí menciona algunos libros como en la película Annie Hall para aludir a la cultura de la que él alardea. Así que no creo que en este “conflicto” sólo pueda y deba quedar uno porque la estantería que hemos hecho sea muy pequeña para el libro y la cinta de vídeo o el DVD, por lo que ni Gary Cooper soplará a su revólver al agujerear a un tomo de literatura ni el Quijote arremeterá contra las cámaras cinematográficas.

viernes, 8 de abril de 2011

MUJERES Y REVOLUCIÓN


 

CABEZAS   

ALMUDENA GRANDES 


Busco cabezas. Desde hace semanas, en las fotos, en los vídeos, en los telediarios, busco cabezas de mujer. En Túnez las vi, cabellos largos y cortos, rubios y morenos, enmarcando rostros que eran más que dos ojos para mirar a la cámara, más que una boca para expresar su júbilo. Me emocionaron tanto que seguí buscándolas. Vi algunas en El Cairo durante tres, cuatro días. Luego, a traición, me asaltaron unos ojos exquisitamente maquillados bajo unas gafas, y el vocabulario rico, preciso, propio de una intelectual. Todo lo demás era blanco, la túnica, el velo, los guantes de algodón que ocultaban sus manos. En Yemen, en Omán, en Bahréin ni siquiera he visto eso, porque las mujeres, con velo o sin él, no pisan la calle, ni antes ni ahora ni, a este paso, jamás. Las revueltas que conmueven al mundo se han convertido, como aquel coñac de mi infancia, en cosa de hombres.

En este espacio no cabe una tesis, y esta columna no pretende serlo. Me limito a anotar un estado de ánimo, a sabiendas de que en esta coyuntura no resulta simpático. Pero yo nací en España hace 50 años, y por eso sé que los velos no son una seña de identidad religiosa, sino una mutilación simbólica. Vi demasiadas veces a mi madre con un pañuelo en la cabeza como para tragarme lo contrario. Antes de que las mujeres de mi generación nos soltáramos el pelo, las señoras decentes lo llevaban recogido. Sus maridos, creyentes o no, monopolizaban el privilegio de verlas sin horquillas porque eran los amos de su cuerpo, y ellas acataban en público ese dominio sometiendo sus cabellos a una disciplina que actuaba como una metáfora de su destino.

Este es el momento de plantearse la legitimidad de un movimiento democrático que excluye la libertad pública y privada de las mujeres. Comprendo que pensar en esto no es agradable, pero después, seguramente, será tarde.

El País, 7 /03/11

 MUJERES ÁRABES
 

MARUJA TORRES 

 

La guerra contra Gadafi la perdieron los rebeldes años atrás, cuando Occidente le cambió Pasado por Petróleo y abrió sus palacios a la jaima del tirano y su bufonesca corte. Todo lo que ha tenido que hacer el dictador es seguir tomándole el pelo a esta comunidad occidental más codiciosa y despistada que un inversor en Rumasa de segunda generación. Con suerte, conforme el tiempo avanza -y eso es lo que hace el sátrapa, ganar tiempo-, iremos viendo que, bueno, qué se le va a hacer, fue un bonito intento pero no duró. Al fin y al cabo, la lección de Libia aprovechará a nuestros amiguitos que mandan en Argelia, Arabia Saudí, Yemen, Bahréin y etcétera, un etcétera encabezado por Marruecos. De modo que no habrá mal que por bien no venga. Toma ya, revolución Facebook. Lo de siempre sigue de moda.
¿Qué podemos hacer? Poco. Pero hay algo que sí. Ayer publicaba este periódico dos informaciones, firmadas por mujeres -Georgina Higueras y Nuria Tesón-, dando cuenta, la una, de las palabras de Nawal el Saadawi, y, la otra, de la brutal humillación a que fueron sometidas en Tahrir, por sus propios compatriotas masculinos, cuando se manifestaron en favor de su igualdad de derechos en el nuevo Egipto. El machismo patriarcal atufa, con o sin revolución. Sostengo que el rechazo del velo no puede imponerse, debe surgir de la propia mujer. Pero cuando esa mujer ya existe, y está clamando por sus derechos, hay que ayudarla.
Puede que los gobernantes no sepan o no quieran sacar a Gadafi de su trono. Pero nosotras tenemos muchas formas -somos feministas del Primer Mundo- de colaborar con nuestras hermanas árabes, de hacerles sentir que no están solas.
¿Para qué sirve un Día de la Mujer, si el resto del año nos quedamos quietas?

El País, 10 /03/11

Materiales de ayuda:

1. Entrevista de Georgina Higueras a Nawal El Saadawi en El País (7/03/2011).
2. Reportaje de Nuria Tesón (El País, 08/03/2011).

viernes, 1 de abril de 2011

LOS TEXTOS PERIODÍSTICOS




De esta excelente página os ofrecemos los conceptos básicos sobre los textos periodísticos:

Los Textos Period is Ti Cos Bis                                                                

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